El Día Mundial de la Salud Mental se celebra desde 1992 cada 10 de octubre con la intención de concienciar acerca de los problemas de salud mental en el mundo. Alrededor de ese día, se movilizan esfuerzos, recursos y acciones en apoyo a la salud mental.
Hoy, que celebramos ese día, es buen momento para recordar que la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino un estado de completo bienestar físico, mental y social. Así lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), que subraya también que «no puede haber salud sin salud mental».
Cuidar la mente no es un asunto individual o secundario: tiene un impacto directo en la calidad de vida, las relaciones y el bienestar colectivo. Las comunidades mentalmente saludables son más empáticas, solidarias y resilientes.
La situación actual de la salud mental en España
Según el Ministerio de Sanidad, los problemas de salud mental más frecuentes en atención primaria son la ansiedad, los trastornos del sueño y la depresión.
Los datos de consumo de fármacos bien reflejan esta realidad:
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Los antidepresivos son los más dispensados, con 98,8 DDD o DHD (dosis diarias definidas por mil habitantes y día)
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Les siguen los ansiolíticos, con 64,5 DHD
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Las mujeres los consumen en mayor proporción que los hombres (infocop)
Además, el uso de psicofármacos ha aumentado en los últimos años, disparándose desde la pandemia y especialmente entre la población adolescente. Esto muestra que, aunque la medicación es necesaria para muchas personas, existe una demanda creciente de herramientas complementarias, no sustitutas, que ayuden a fortalecer la salud mental, cuidando de la mente de forma sostenible.
Mindfulness: una herramienta para la salud mental
La práctica de Mindfulness o Atención Plena, permite entrenar la atención para estar presente en lo que sucede momento a momento (pensamientos, sensaciones, emociones…). A través de una observación curiosa y amable, creamos un marco de aceptación de la realidad tal y como es, sin juicio.
Y ese entrenamiento de la atención, favorece ir desplegando una mente orientada a responder desde la calma y el sosiego, en lugar de reaccionar desde la impulsividad y la respuesta automática.
La ciencia está demostrando que la «práctica regular» de Mindfulness tiene inmumerables beneficios, especialmente en el ámbito de la salud mental. Algunos de ellos son:
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Reduce el estrés, la ansiedad y los síntomas depresivos. Algunos estudios equiparan el Programa MBSR con la eficacia de los fármacos para tratar ansiedad y depresion
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Mejora la regulación emocional y la concentración
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Favorece el descanso y la resiliencia ante los retos de la vida diaria
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Y, en combinación con terapia o medicación, puede mejorar los resultados del tratamiento y disminuir la dependencia de fármacos en algunos casos.
No obstante, debemos dejar claro que el Mindfulness no es el milagro para todo... no lo es. Ni tampoco una solución rápida, pero sus efectos pueden ser profundos y transformadores cuando se practica con constancia y asesoramiento de profesionales… Repetir, repetir y repetir es el modo que tenemos para modelarnos y crear nuevos hábitos.
Cuidar la mente, cuidar la comunidad
Cuando una persona se siente más calmada, consciente y conectada consigo misma, eso se refleja en su entorno.
Una mente serena es capaz de comunicar mejor, empatizar más con el/la otro/a y contribuir a una convivencia más amable y compasiva. Por eso, el bienestar mental individual se transforma en un valor social: mejora los vínculos, fortalece las redes de apoyo y fomenta comunidades más saludables y solidarias.
Practicar Mindfulness no solo nos ayuda a sobrellevar el estrés o las dificultades personales, sino que promueve una cultura del cuidado, en la que el bienestar de cada persona repercute positivamente en los demás… «Colaborando de ese modo al bien común»
¿Por qué no empezar a cultivarlo ya?
- Para un instante lo que estés haciendo… ¡haz una pausa!
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Inhala y exhala por la nariz de forma natural, sin forzar
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Observa las sensaciones que provoca la respiración en tu cuerpo… Mantente unos instantes ahí, sin buscar nada, solo observando de forma curiosa como tu cuerpo respira, como si fuese la primera vez que lo observas
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Inhala ahora profundamente y… poco a poco,
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Procede con lo que estabas haciendo… ¡fin de la pausa!
Habrás dedicado sólo unos mínutos pero tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán
Foto @crespoes – Composición «llevando el cerebro al zafu» – Sant Boi